Eyeless In Gaza – Drama Y Destino

Facturan música especialmente diseñada para abstraerse observando cielos tormentosos, amaneceres desapacibles y paisajes desolados pero algo dulces. EYELESS IN GAZA no han nacido para ser estrellas del pop. O así por lo menos opina JAIME GONZALO tras entrevistarles. La conclusión es que han tenido suerte en ello.

A simple vista, carnaza de independientes. Un producto que parece hecho a medida para mitigar resacas de excelso easy-listening, para descender a los niveles más indómitos del anticiclón moderno y para sedar el recalcitrante espíritu de coleccionista de contracorrientes que habita en muchos de nosotros. Pero si la molestia de despejar el ambiente de las telarañas que teje la catalogación no es demasiado esfuerzo para el lector sea de la rama de adictos a la vanguardia trucada de unos Talking Heads o al pandemonium tétrico de The Birthday Party por citar sólo dos casos discernirá que Eyeless In Gaza (”es el título de un libro, un libro de Aldous Huxley”) es un grupo drásticamente adaptado a los ideales que la constelación del independentismo derramó en los coletazos del 77, un dúo de solitarios que aprovechó la alternativa discográfica con una fidelidad tan sincera que sólo puede ser achacada a la también solitaria condición de su música. De no ser por la operatividad de las indies, y por la necesidad de ésta que clamaban las particularidades de Eyeless In Gaza, nos hubiésemos visto privados de una trayectoria que ha proporcionado una serie de discos, cuatro en concreto, ricos en atmósferas densas como la noche, invocaciones de hechos cotidianamente misteriosos y matices que perforan la capa de compromiso que corroe la, generalizada, transitoriedad del rock británico actual hasta llegar a su esencia más agria e irreal.
Eyeless In Gaza son, en el mismo frente que The The, New Order y algunos otros, la respuesta frente al engranaje contractual, las necesidades generadas por el escaso convencimiento sobre lo que hacen que aqueja a ciertos grupos (véase a Japan, ABC, OMITD, Siouxsie, etc.), y la pérdida de esa noción que dice que con los medios de siempre se pueden expresar significados diferentes. Sólo hay que saber hacerlo.

LA TRAGEDIA DEL INDIVIDUALISMO I

“Empezamos en 1978. En febrero de ese mismo año editamos un single que nos autofinanciamos y que nosotros mismos nos encargamos de distribuir. Después nos entraron ganas de grabar un LP, pero no teníamos el dinero suficiente para hacerlo. Así que nos pusimos a buscar compañía discográfica. Pasamos por numerosas oficinas, pero por lo visto sólo Cherry Red se interesaba por nuestra música. De modo que en 1980 firmamos con ellos y pudimos editar nuestro primer LP”. Al otro lado del teléfono. Peter Becker (instrumentación y voz) resume con calma la inmediata prehistoria de Eyeless In Gaza. Junto a Martyn Bates (voz e instrumentación) se ha encargado de darle vida a lo largo de seis años azotados por vientos de decadencia casi institucionalizada, afiliaciones sospechosas a la coyuntura más detestable y pérdida de los valores éticos que se pueden exigir mínimamente a alguien que se gana la vida vendiendo discos a los demás. En medio del temporal, este casi desconocido grupo británico se ha encargado de restituir inquietud, por modesta que sea, y carácter a algo que se iba convirtiendo en puro tedio con una música que “ha cambiado mucho en los cuatro años que llevamos trabajando discográficamente. Es una música muy enojada, muy frustrante. Es difícil de definir”. ?Depresiva, quizás? “No del todo, no creo que esa sea la palabra. Es un intento de profundizar en los sentimientos que experimentamos. Así era por lo menos al principio, ahora jugamos con valores más pop.” Cierto. Su último LP, “Rust Red September”, que al parecer va a ser editado en España por PDI, manifiesta un sentimiento mucho más pop-oriented que los anteriores trabajos. Consecuencia lógica de una trayectoria musical agitada pero serena, oculta pero iluminada, analítica pero sentimental. “El nuevo disco ha supuesto un cambio en nuestra concepción de la música. Incluso técnicamente. Antes grabábamos de un modo más emocional, ahora lo hemos hecho mucho más convencionalmente.”
El convencionalismo, para Becker y Bates, no es sino un transplante de pasiones similar al que se parasitó en los cimientos de Joy Division al mutarse en New Order. Una necesidad de abandonar la precaria adustez de los primeros discos para no hipotecarse en la pérdida de identidad como consecuencia de la autoparodia, de la que por otro lado son víctimas numerosos grupos. En enero de 1980 aparecía “Photographs As Memories” (Cherry Red-Edigsa), una neurona aislada en el sistema nervioso tan pretendidamente eufórico de la modernalia británica de aquellas fechas. Mientras la mayoría enblematizaba un progreso ficticio, grosero y siliconizado (“Vienna” de Ultravox, “To Cut A Long Story Short” de Spandau Ballet, “Autoamerican” de Blondie) sólo unos pocos, mayormente acogidos al lado filantrópico del independentismo, se esforzaban por operar con el paradigma de la realidad y expresar un sentido no amordazado por esa desdichada maquinaria que es la moda.

LA TRAGEDIA DEL INDIVIDUALISMO II

“Trabajar con una independiente está bien desde el punto de vista de que dispones de discos y, de cierto modo, te puedes enorgullecer de ello. Pero básicamente depende de la gente que trabaje en tu sello. Con Cherry Red no hemos tenido problemas puesto que distribuye nuestros discos en las tiendas y los promociona el mínimo exigible”. Gracias a tan simple mecánica podíamos descubrir un primer disco vibrante en el que la máxima de las pequeñas unidades frippianas se llevaba al límite de sus consecuencias con una sencillez cautivadora. Cajas de ritmos, teclados electrónicos y guitarras ásperamente eléctricas junto a otros instrumentos reconvertidos daban vida a un obsesivo microcosmos de pesadillas hermosas y ofuscadas, de angustias poéticas que se balanceaban desde la bossa-nova hasta los apuntes orientales con unas técnicas que conjugaban la inocencia punk de unos Mekons con la tecnología casera del primer y nunca superado, primer disco de O.M.D. dando resultados come las adictivas “Fixation”, “Looking Daggers”, “Knives Replace Air” o “No Noise”.
“Creo que cuando empezábamos nos sentíamos muy atraídos por el punk … porque era música que se podía hacer sin necesidad de que los músicos fueran necesariamente brillantes. Y eso es lo que nos pasaba a nosotros. La energía está ahí, en las personas, y cualquiera puede utilizarla. Era algo salvaje. Después nos atrajo el experimentalismo de algunos grupos independientes y también gente como Wire”. Resulta curioso que ahora, en pleno desmoronamiento del Shangri-La de las independientes, resucitemos algunas de sus promesas y logros ignorando el descrédito del que, voluntaria o involuntariamente, se han hecho propietarias. Sin embargo, con casos como los de Eyeless In Gaza hay que atar cabos en el nudo de tan peculiar alternativa industrial, ya que les permitió sobrevivir en la vorágine mercantilista de la época y seguir desarrollando actividades paralelas. Así, también en el 80, Bates editó un cassette a su nombre, “Dissonance”, y Becker hizo lo propio con “They Brought The Stratosphere” (ambos en el sello Ambivalent Scale), además de mantener viva la llama de Eyeless con varios singles.
En el 81 volvieron a las andadas en solitario y Bates lanzo un mini-LP, “Letters Written” (Cherry) mientras Becker seguía con otra cinta, “By Train To The Coast”, en espera de que se grabase el segundo LP. Y éste apareció con un potente sentimiento de drama royendo cada una de las canciones. “Ahora que lo dices, supongo que algo había de eso. Probablemente debido a nuestras personalidades. Ya sabes, algo así como voy a sentarme y escribir mi odiosa y dramática música (risas). Así es como lo hacemos seguramente. Y creo que también es debido a que somos muy individualistas y eso conduce a dramas personales”.

LOS OJOS DE HERMOSOS PERDEDORES

Así se titulaba también el doce pulgadas que acompañaba a “Caught In Flux” (Cherry Red-Edigsa). Un segundo LP más sereno y maduro en el que desaparecen los resquicios punk, sobre todo en piezas tan bellas como “Still Air”, y surge un sentido casi medieval en el modo de desarrollar las canciones: “Esto es en cuanto a la concepción de la melodía, ya que además son composiciones muy melódicas. Y tampoco se trata de rock, es un sonido menos amistoso que el rock”. Evidentemente se trata de su mejor trabajo. Música que evoca la lluvia golpeando las losas del suelo, los rostros desconocidos que ocupan las calles y la soledad de un espigón enmudecido frente a la grandeza del mar. “Nuestras canciones hablan básicamente sobre las emociones de la gente, de cómo se siente. Igual alguien se siente maravillosamente bien paseando, o puede que alguien se sienta realmente mal sin saber por qué. Nosotros intentamos explicarnos estos casos, estas emociones … pero esto tendrías que preguntárselo a Martyn ya que es quien escribe los textos y es un lector encarnizado. Se identifica mucho con la literatura británica contemporánea y autores como D.H. Lawrence y Thomas Hardy”.
Despuès de grabar un LP para el mercado noruego, aparece “Drumming the Beating Heart”: “Actuó como una transición, es nuestro disco con menos sentido de la propiedad, el menos estilista”. Y siguen una política de actuaciones regulares “por lo meno en Europa. Sitios como Alemania, alguna vez Holanda y también Francia. Allí la gente ha oido nuestro nombre y eso nos convierte en conocidos aunque no en populares. Quiero decir que la gente nunca ha visto a Eyeless In Gaza por la televisión. También es cierto que desde el principio hemos funcionado como una cult-band, muy oscuros, y tenemos unos seguidores muy sectorizados”.
Le cierto es que ellos son la otra cara de ese quebradizo conglomerado en el que se han introducido bandas como China Crisis o Soft Cell. El pesimismo de la realidad frente a la lúdica felicidad, en lo que respecta a bandas como China C., del escapismo pop. “Así era en los dos primeros discos. Si ahora vemos las cosas con más optimismo también tenemos que interpretarlas con el mismo estado de ánimo”. Pero lo indudable es que el rock se debate en su propia crisis, se degenera en su propia enfermedad obligando al planteamiento de concesiones y al olvido de ciertos principios, como le ha sucedido a New Order y a su cada día más cercana relación con el virus del sonido disco, lo que no quiere decir que merezcan ser repudiados: “Empecemos por el principio. El negocio de la música es como cualquier otro en el que también se mueva dinero. La gente no trabaja solo porque le guste la música, también trabaja porque le ENCANTA el dinero. Y esto sucede en todo, ya sea en una industria o en una fábrica. Se trata de vender algo. En nuestro caso es vender un nuevo disco porque queremos difundir nuestra música y también porque necesitamos dinero. En cuanto a lo del compromiso, lo que opino es que si uno cree en lo que esta haciendo, en su música, eso es suficiente. No importa que sea disco, ruido o música metálica. Si de verdad estás en ello, la gente se da cuenta. En cambio si pretendes hacerte pasar por algo eventualmente, se dan cuenta también y lo descubren”.
?Hay muchos músicos que tengan en cuenta esta ética?: “Hay grupos en las listas inglesas que están haciendo cosas realmente buenas. Me gusta mucha gente y muchos estilos. Creo que Aztec Camera han estado muy bien este año. También Simple Minds, Echo & The Bunnymen, U2”. Supongo que no debe haber escuchado el “Under A Blood Red Sky” de los irlandeses más fraudulentos de su país. Sicarios del nueva-olismo que tras su escudo se dedican a urdir el mismo rock aburrido inundado de tópicos que también proclaman mercenarios como ABC, Spandau Ballet, Duran Duran, que por otra parte han sido las bandas más ensalzadas de 1983: “Bueno, son populares y venden muchos discos. Eso debe querer decir algo, que hay mucha gente que le sigue y que se siente satisfecha con su pop-dance-music. No todo va a ser música intelectual”. ?Lo es la de Eyeless In Gaza “(risas). No del todo, siempre hemos sido muy simples. Nuestra música es muy fragmentaria y minimalista. Es casi convencional”.
Dado como está el patio, creo que no se puede esperar mucho de 1984; “Creo que tendré que referirme a George Orwell, como todo el mundo. Imagino que será un año más duro que 1982 y 1983. De hecho todos esperan hay a una guerra nuclear, y creo que llevan esperando desde 1973. Para nosotros va a ser un buen año. Vamos a trabajar más duro que nunca”. Y me lo creo Eyeless In Gaza no será El grupo. Pero sí es, actualmente mi grupo optimista favorito…aunque parezca una paradoja.

Spanish Article.
Magazine: Rock Espezial
Date: March 1984
Writer: Jaime Gonzalo